Terapia de juego y terapia con arena
Seamos sinceros, hablar puede ser difÃcil. ¿Te imaginas mostrar cómo se siente tu mundo interior en lugar de intentar describirlo? Usando el juego, el lenguaje que todos hablamos con fluidez, podemos ayudar a visibilizar el dolor invisible y a sanarlo. La terapia de juego y la terapia con arena estimulan nuestra capacidad innata para resolver nuestros propios problemas y el deseo de mejorar nuestras vidas. Al usar juguetes y figuras para representar problemas e inquietudes, niños, adolescentes y adultos pueden adquirir perspectiva. Una comprensión profunda de cómo se ve una situación y cómo hacer cambios en una situación sin amenazas.
Imagina por un momento que te enfrentas a un problema complejo. Ahora imagina que eliges figuras que representen esos problemas. PodrÃas elegir un dragón de dos cabezas porque tu compañero de trabajo tiene dos caras, lo que te hace el trabajo imposible. O tomas un puñado de serpientes para representar los obstáculos que te impiden avanzar. Imagina que colocas estos objetos en una caja llena de arena. Organizas las figuras para representar tu situación. Tu compañero problemático a un lado del arenero, serpientes esparcidas por todas partes y luego estás tú, una isla de calma rodeada de un mar de incertidumbre.
¡Uf!, ¿verdad? Cambiemos de perspectiva. Quizás nos alejemos de la mesa, nos acerquemos o busquemos otro punto de vista. Al movernos, notas otra figura de pez que habÃas elegido al azar. Mmm. Veamos qué le pasa a ese pez. Quizás te des cuenta de que era otro compañero de trabajo o tu jefe, que siempre te apoya. ¿Está en condiciones de ayudarte con todo el caos de tu vida laboral? Quizás te des cuenta de que tu compañero hipócrita ha intentado separarte de tu apoyo hipócrita. Una vez que logras una nueva perspectiva de la situación, decides cambiarla. Pero el cambio puede ser aterrador. ¿Y si simplemente cambias tu arenero? Cambias de lugar a las personas y las situaciones hasta que parezcan más adecuadas para ti. De repente, te das cuenta de que, una vez que tú y tu compañero hipócrita se alinean, tu dragón hipócrita se desvanece en el fondo.
Pero, ¿cómo puede ayudar jugar con figuras o juguetes en situaciones de la vida real? Imagina estar en sintonÃa con tu compañero pez en el mundo real. Pudiste ver cómo eso cambiaba la dinámica en la bandeja de arena, y ahora lo haces realidad. Cuando imaginamos, planificamos y probamos nuevas perspectivas, nuestras vidas pueden cambiar. Visita nuestro blog " Jugar es solo para niños... ¿verdad?" .
Aquà hay una perspectiva en primera persona de Marla sobre lo poderoso que puede ser el juego... ¡incluso para nosotros, los adultos!

Estaba asistiendo a una capacitación sobre Terapia de Bandeja de Arena y parte del taller consistÃa en crear nuestra propia representación de nuestro mundo. Recuerdo entrar en una gran sala llena de figuras de héroes, villanos, animales, personajes de fantasÃa y dibujos animados, árboles, piedras, casas y mucho más. Me invadió una sensación de infinitas posibilidades. Pero no estaba seguro de qué crear. Decidà dejarme llevar por mis manos y cogà cualquier figura que me interesara. La única figura que escogà deliberadamente fue la de los enanitos, porque la tuve de pequeño. Simplemente me parecÃa sentimental. Dispersé mis figuras por la bandeja de arena y las fui reorganizando gradualmente hasta que me pareció adecuada. Algunas figuras las quité, otras las enterré o las agrupé. Coloqué a los enanitos en el centro como un objeto sentimental sin significado. Cuando llegó el momento de hablar sobre mi bandeja de arena, hablé de la colocación de todas las figuras; poco a poco me di cuenta de que iba moviendo a los enanitos de arriba a abajo mientras hablaba. La facilitadora me preguntó sobre ese objeto y traté de restarle importancia, diciéndole que... Era solo un recuerdo sin sentido. Entonces me desconcertó al preguntarme sobre los altibajos. Me di cuenta de que mi vida habÃa sido tremendamente difÃcil últimamente, como una montaña rusa con sus altibajos. Al volver a mirar la bandeja de arena con nuevos ojos, pude ver cómo habÃa dispuesto el resto de las figuras alrededor de los enanos para mostrar los altibajos que habÃa estado experimentando. Finalmente pude dar un paso atrás y reconocer que estaba realmente abrumada e infeliz. Esto me permitió decidir cambiar el tipo de terapia que estaba haciendo a lo que más me apasionaba: terapias experienciales. Creo que sin su perspectiva y sus preguntas, podrÃa haber seguido adelante unos años más hasta agotarme antes de hacer un cambio.


Marla Berger es terapeuta de juego certificada y supervisora. Lleva más de 15 años impartiendo terapia de juego y terapia con arena. Su colección de arenas ha crecido con el tiempo gracias a las ventas de garaje, la Cajita Feliz® y a su ingeniosa búsqueda de los juguetes de su hermana menor.







